El Grupo de Investigación “Salud y Seguridad en la Montaña” se creó con el fin de investigar en la prevención de los accidentes de montaña desde tres áreas íntimamente relacionadas en la persona en su interacción con el medio: Seguridad en la Montaña, Medicina de Montaña y Aspectos Psicológicos relacionados con la Montaña. Contacto: grupossm@gmail.com

Enlaces:

1- Power Point: JoséRamón_Morandeira-OmManiPadMeHum
https://www.dropbox.com/s/ea3t9re8fluo6ea/Jos%C3%A9Ram%C3%B3n_Morandeira-OmManiPadmeHum.pps?dl=0
Si no puede ver el archivo, enviar correo a grupossm@gmail.com

2- José Ramón Morandeira por Luis Masgrau Gómez, Presidente de la FAM

https://www.dropbox.com/s/eys7x1tff2j7s42/JRMorandeira_Heraldo_8-XI-2012.pdf?dl=0

EXPEDICIONES AL HIMALAYA DEL GRUPO SSM

Expedición Científica Aragonesa "Himalaya 2008"

http://expedicioncientificaaragonesa.blogspot.com.es/

Expedición "Manaslu 2009"

http://grupossm2009.blogspot.com.es/

jueves, 28 de febrero de 2013

A VUELTAS POR LAS SHETLAND DEL SUR

Ayer martes 26 de febrero, era el día previsto de cierre de la Base Juan Carlos I. El Hespérides recogía a todos los técnicos y científicos a primera hora de la mañana para llegar por la noche a la isla Rey Jorge, donde un avión los llevaba a primera hora de hoy a Punta Arenas. Como hace unos días que se habían quedado sin conexión con el servidor del CSIC, Clara y yo hablamos por teléfono vía satélite el domingo. Desde entonces, no había tenido noticias de Clara, a pesar de que le había enviado varios mails. El último este mediodía, en el que le preguntaba si ya habían “entrado en la órbita terrestre” porque, aunque la Antártida esté en la Tierra, es como estar en otro planeta. A las 22 horas de hoy miércoles, me ha llegado un correo de Clara:
¡Por fin puedo escribirte unas letras! ¡¡Sigo en la Antártida!!! No te lo vas a creer, pero estamos en Base Artigas, la base Uruguaya de isla Rey Jorge.
Los últimos días han sido una locura. Cerrar la base tiene su aquel y ha sido un no parar. La niebla no nos ha abandonado hace días y nos quedamos sin correo electrónico. Ayer por la mañana nos recogía el Hespérides. Nos levantamos a las 7 y sobre las 7.10 se apagaron los motores. A contra-reloj cerramos los últimos módulos, desayunamos y bajamos las maletas a la playa donde estábamos preparados para subir al Hespérides a las 8.30 h. Estaba previsto que recogieran primero a los búlgaros. Como sabes, la playa búlgara es complicada y había más olas que de costumbre. La recogida fue toda una odisea. En un momento, las dos Zodiac del Hespérides quedaron una llena de agua y la otra inutilizada en la playa con varios búlgaros a remojo. Bajaron una tercera Zodiac al rescate. Finalmente, consiguieron embarcar a los búlgaros y vinieron a por nosotros, pero la espera se hizo muy larga y pasamos bastante frío. Teníamos todo cerrado y ¡¡¡estuvimos esperando hasta la una!!!
Subimos al Hespérides y nos colocaron en la cámara de oficiales nº1. En esa cubierta hay varios camarotes para dos personas, donde dormiría una tercera en el suelo (los búlgaros) y a los 15 de la base Juan Carlos I nos acomodaron en el suelo de la cámara con esterillas y sacos que nos dieron por la noche. Como siempre, en el barco nos trataron muy bien. Estando 140 (la capacidad máxima es de 94) imaginas el jaleo, pero la verdad que con tres turnos de comida y cena y con lo grande que es el barco, no ha resultado agobiante.
Saludé a Tony y a Ángel (enfermero y médico del Hespérides) y a Marta, la médico de Gabriel de Castilla. El momento en que te encuentras con gente de tu gremio y en la Ántártida.... ¡¡no tiene precio!! ¡¡Encantadores!! Te mandan recuerdos. Hicimos la radiografía del dedo de Jordi que, efectivamente y como ya te había comentado, tiene una pequeña línea de fractura sin desplazamiento. Tampoco hubiera cambiado el tratamiento el haber tenido antes la confirmación de la fractura.
La espera en el barco se ha hecho larga. Dormir, no hemos dormido mucho, pero ha sido divertido todos en el suelo con nuestros sacos. A las 12 nos desembarcaban en Rey Jorge para coger el vuelo a Punta Arenas, pero finalmente nos han avisado que el avión no volaría hoy por malas condiciones meteorológicas. El Comandante y el Segundo nos han reunido en la cámara de oficiales y nos han explicado la situación y las posibles alternativas. El barco no podía esperar hasta mañana, a ver si volábamos o no. Finalmente, los que tenían previsto vuelo desde Ushuahia se han quedado en el barco y cruzarán el Drake con ellos, aunque vayan algo apretadillos. Los otros 25 que volamos desde Punta Arenas hemos desembarcado en la base Uruguaya, en Rey Jorge, en espera de que algún avión pueda venir a buscarnos. Creen, y esto está lleno de "mentes", (posiblemente, probablemente, esperanzadamente...), que sobre las 6 de la mañana podríamos volar hacia Punta Arenas, pero no es nada seguro.
Por el momento aquí estamos, en la Antártida, en la Isla Rey Jorge, ¡¡en la base Uruguaya!! Nos han acogido de una forma excepcional. La base es muy bonita y sobre todo, acogedora, nada que ver con nuestra base, nuestros barracones de obra, nuestro escaso espacio de reunión... ¡¡si hubiéramos tenido esto en la base!!... Tenemos cama y baño en la habitación!! Y la comparto con una chica!!!
La vuelta está siendo larga y entretenida, no veo el momento de llegar a la habitación de hotel de Punta Arenas (¡¡llevo varios días sin poder ducharme ni cambiarme de ropa!!), ni de llegar a casa, pero sigo viendo cosas nuevas y está siendo una experiencia única!!! La gente está relajada, y no queda otra que esperar que alguien nos recoja. Te mando un par de fotos.
Mi primer impacto de vuelta a la realidad fue ¡¡¡ver el icono de Google en el ordenador!!! ¡¡Nunca pensé que me impactara tanto!! Y el segundo gran impacto... cuando me he sentado en el sofá de la base Uruguaya, ¡¡¡un sofá....SOFÁ!!! Todo un lujo.

C Morandeira y MA Nerín
27 de febrero de 2013

lunes, 25 de febrero de 2013

HOUSTON, TENEMOS UN PROBLEMA DETRÁS DE OTRO

Hacía varios días que no tenía noticias de Clara. Hoy, por fin, hemos podido hablar por teléfono vía satélite. Siguen todos bien, terminando de recoger con niebla, frío y varios problemas que han dificultado las tareas. El enlace con el servidor del CSIC en Barcelona no funciona hace días y no hay correo electrónico, el frío ha hecho que la bomba de agua ubicada en el río se descebe y que no haya habido agua corriente en la base (baños, duchas, cocina) hasta hoy que, con la niebla, se ha fundido nieve y han conseguido tener agua.
El sábado a las cinco de la mañana iniciaron las maniobras de carga con el Hespérides para empezar a desalojar la base, un ir y venir de cajas, bidones y contenedores durante varias horas. Durante el trasiego de carga, Adolfo se dio un golpe considerable que, con reposo y tratamiento ha ido mejorando. Resumiendo, estos días han tenido un problema detrás de otro; aunque no tan graves como los del Apolo 13 y comprometer su regreso. El martes 26 de febrero cargarán los equipajes y las últimas cajas en el Hespérides para iniciar el viaje de vuelta ¡¡con muchas ganas y entusiasmo de reencontrarnos con la familia y los amigos!! Me dice Clara.
Aquí también tenemos un problema detrás de otro o, mejor dicho, uno encima de otro por aquello de ”A perro flaco, todo son pulgas” o “Las desgracias nunca vienen solas”. Confiamos en que las reuniones de esta semana puedan arrojar algo de certidumbre sobre la situación del Máster ya que, las palabras amables y los buenos propósitos que nos han manifestado unos y otros hasta ahora no son suficientes para garantizar su continuidad. También dice el refranero “Al peligro, con tiento, y al remedio, con tiempo” que significa que las dificultades deben abordarse con precaución y buscar soluciones sin prisas y con prudencia. Y, por supuesto “A Dios rogando, y con el mazo dando”, porque está claro que en esta vida, se alternan la dicha y la desgracia: “A días claros, oscuros nublados”, o “A tres días buenos, cabo de mala estrena” o “Alegrías, antruejo, que mañana será ceniza” (antruejo son los tres días de carnaval).

MA Nerín
24 de febrero de 2013

viernes, 22 de febrero de 2013

DECEPCIÓN

En cinco días, el Hespérides recogerá a los militares y civiles que se han ocupado de la campaña antártica 2012-13 tanto en isla Decepción (Base Militar Española Gabriel de Castilla) como en isla Livingston (Base Civil Española Juan Carlos I y Base Búlgara). Así que casi puedo hablar de uno de los peligros menos evidentes, la caldera de isla Decepción. La isla se formó como consecuencia de una rápida y brusca erupción hace cientos de miles de años. "El volumen de magma que expulsó el volcán se corresponde con un disco de unos ocho kilómetros de diámetro por un kilómetro de profundidad", explicaba en 2011 Joan Martí, investigador del CSIC. En el interior del volcán, donde está la cámara magmática, se produjo una pérdida de presión brusca y se hundió la cima. Por eso, esta isla tiene forma de herradura. La caldera de Decepción, actualmente ocupada por el mar, es una de las más activas en la Antártida. En los dos últimos siglos se han registrado más de veinte erupciones; la última en 1970. Concretamente, en 1967 Argentina difundía "Sobre la bahía y las playas de la isla Decepción, improvisadamente cae una lluvia de piedras". La erupción volcánica destruyó las bases chilenas Gutiérrez Vargas, Pedro Aguirre Cerda y la base británica. El piroclasto negro que cubre toda la isla le da un cierto aspecto de “paisaje lunar” con glaciares. Los científicos del CSIC manifestaron en 2011 que, en caso de erupción, sería similar a la que se produjo en Islandia en 2010, con grandes nubes de ceniza. Lo cierto (y por no asustar a amigos y familiares) es que se hacen controles periódicos de la actividad sísmica por lo que, es poco probable que coja desprevenidos a los expedicionarios antárticos.
Decepción tiene forma de herradura, con un diámetro de unos 15 km y una gran bahía en su interior (Bahía Foster), a la que se accede desde mar abierto por una estrecha entrada de 150 metros, los Fuelles de Neptuno. Y ya que estamos a punto de cerrar la campaña, no está de más recordar que la tradición antártica española dice que al pasar por los Fuelles, de vuelta a casa, hay que brindar con cava para volver a la Antártida. Hay varias lagunas termales, lo que hace que la temperatura del agua de la bahía sea superior a la del mar exterior y que la temperatura de la isla sea algo más agradable. Todas estas características permitieron que fuera un puerto natural protegido especialmente valorado por los balleneros y cazadores de focas de principios del siglo XX, cuando había tres compañías balleneras instaladas en la isla, dos noruegas y una chilena. Actualmente, que no hay cazadores de focas ni ballenas, son los trasatlánticos de lujo los que fondean en Bahía Foster para que los turistas visiten las antiguas factorías y las pingüineras. El nombre de Decepción fue porque se pensaba que la isla guardaba tesoros de piratas que, supuestamente, nunca se encontraron. Claro, que igual fue sólo una táctica disuasoria de algún listillo.
Aislamiento, hipotermia, congelaciones, caída en grietas, hombre al agua, animales marinos y erupciones volcánicas. ¡¡A la Antártida no le falta emoción!!

MA Nerín
21 de febrero de 2013

miércoles, 20 de febrero de 2013

NO HAY NADA NUEVO BAJO EL SOL

El pasado fin de semana me compré dos libros geniales en una librería de viejo: La montaña (1967), de Maurice Herzog, y Alpinismo español en el mundo (1980), de José Mª Azpiazu. En éste último (el primero me llevará más tiempo leerlo), el autor hace un recorrido por la historia de las primeras expediciones extraeuropeas en las que participaron españoles. No estarán todas, ya que debió ser una labor de chinos recoger toda la información en la década de los setenta, cuando no había internet, ni SMSs, ni WhatsApps, pero es una recopilación bastante extensa. Lo compré tras un vistazo rápido del contenido porque, aparte de que es bueno conocer los antecedentes para escribir la historia, salen reseñadas algunas de las primeras expediciones de José Ramón, no todas: Taurus 1974 y Baruntse 1980. Como decía siempre en las conferencias, era un “histórico”. De hecho, fue uno de los protagonistas de los inicios del alpinismo español.
Como el libro está editado en 1980, no hay mención de las bases antárticas españolas, porque se establecieron en los años ochenta, aunque sí habla de las primeras incursiones (1953, 1957, 1972, 1973 y 1975) a diversas estaciones científicas de la época. Me permito reproducir un párrafo publicado en el libro, que está sacado de la revista “Muntanya” nº 3 del CEC (Barcelona, abril 1954, pág. 71): (…) Argentina, Chile e Inglaterra tienen establecidas bases meteorológicas en dicho continente [Antártida], en las que los científicos llevan a cabo estudios sobre meteorología, galciología, oceanografía y todas aquellas ramas científicas de interés en las regiones polares. Oriol Doménech ha adquirido un justo renombre por la arriesgada travesía de setenta kilómetros en trineo para acudir en socorro de un accidentado de la base chilena Arturo Prat, consiguiendo salvar la vida del enfermo amputando la gangrena de la extremidad afectada. (…)
Todo esto viene a cuento de que “No hay nada nuevo bajo el sol” (Eclesiastés 1:9), aunque se ajusta mejor el “No hay nada nuevo bajo el sol, pero cuántas cosas viejas hay que no conocemos”, de Ambrose Bierce, irónico a la par que sarcástico escritor y periodista norteamericano del siglo XIX. Pues eso, que estar en la Antártida tiene su mérito (y su encanto), pero que antes que nosotras, otros médicos estuvieron en la Antártida. Vaya a ser que nos creamos que somos los primeros en hacer algo o que hemos inventado la pólvora o como escenifica Calleja para echarle cuento a sus aventuras, que vende mucho el dramatismo televisivo para la cosa del share (cuota de pantalla): “no ha llegado nadie hasta aquí…, lo intentaron otros y murieron…, nosotros estamos a punto de desistir…” Por eso, decía JR al principio de todas sus conferencias sobre los aspectos históricos, ya fueran del montañismo, el rescate en montaña, la medicina de montaña o la cirugía experimental: “Olvidando los antecedentes no se hace historia, o se hace una historia falsa, pero esa es otra historia”. Y se sabía muy bien la historia, aunque disfrutaba adornándola. Está claro que hubiera disfrutado muchísimo leyéndose los dos libros en Chía este invierno, delante de la chimenea, con un buen vino de la tierra (le encantaba el Fagus, pura garnacha del Campo de Borja) y unos montaditos de jamón de Teruel con pan de Siétamo y aceite de Alquézar.
Así que aquí estoy, pensando en la Antártida, en José Ramón y las montañas, mientras en la base Juan Carlos I algunos ya tienen la cabeza más aquí que allí. Me cuenta Clara:
Hoy ha amanecido nevando. Nos han despertado a través del walky poco antes de las 6 de la mañana para decirnos que el barco argentino intentaría hacer maniobra para llevarse al equipo de Ángeles y a los portugueses. Así que, nos hemos sacudido la pereza y ¡a la playa! Eso sí, nada de bañador ni esterilla, ¡¡tapados con todo lo que teníamos!! La mar estaba revuelta, pero no como los últimos días y la maniobra ha sido posible. ¡¡Qué frío!! Mientras hacían un par de viajes de zodiac para la carga de los científicos, han bajado del barco el comandante y tres personas más para saludar y ver la base. Les hemos invitado a un café, unas pastas y algo de "queso español". Nos han dejado como detalle un vino con la etiqueta de su buque oceanográfico. Te paso la foto de grupo de última fase de la campaña.
Ya estamos todos un poco con la cabeza puesta en un periódico, un café en un bar, caras diferentes... pero estamos bien. Durante los días de vuelta, espero centrarme, porque te aseguro que después de estos dos meses... ¡¡no sé ni donde está mi realidad!! ¡Que sensación más extraña! Empieza la cuenta atrás… Esta mañana me tocaba incineradora, pero al final será mañana por la mañana. Ahora me pondré con Jordi a dejar preparados para el año que viene dos contenedores para que se pueda dormir si al llegar los iglús no se pueden usar.

C Morandeira y MA Nerín
19 de febrero de 2013

martes, 19 de febrero de 2013

UN PREMIO MERECIDO

En el Hespérides, camino de la Antártida, recibí un correo del Ayuntamiento de Zaragoza en el que me comunicaban la resolución por la que se concedía a José Ramón el premio póstumo de Medicina y Deporte por su dedicación y entrega a los deportes de montaña durante cuarenta años. La entrega del premio iba a hacerse en el contexto de la Gala del Deporte que tendría lugar en febrero de 2013.
Hoy lunes 18 de febrero, a las 19 horas, ha tenido lugar la ceremonia de entrega de premios, junto con muchos deportistas aragoneses destacados en el 2012. Además, se ha concedido la Medalla al Mérito Deportivo de la ciudad de Zaragoza a Vicente del Bosque, entrenador de la Selección Española de Fútbol. En el momento de recoger el premio a José Ramón, después de que el maestro de ceremonia glosara brevemente los méritos que le habían hecho merecedor del galardón, una cascada de sentimientos encontrados me han golpeado: orgullo por recoger un premio concedido a su trabajo y nostalgia por no tenerlo con nosotros. Ha sido el General Francisco Gan, Director de la Academia General Militar de Zaragoza y amigo de José Ramón, quien me ha hecho entrega del premio. Del General Gan ya he hecho referencia en este blog, porque hizo la conferencia inaugural (Gestión de la adversidad) de la fase invernal del Módulo III que se desarrolló en la Escuela Militar de Montaña de Jaca. Ya le he dicho que JR hubiera apreciado en todo su significado que fuera un militar y montañero, no un político, el que haya entregado el premio. Muchos más han sido los galardonados. El aforo ha sido muy limitado. Me han acompañado los hermanos de JR y su hijo Moncho. Todavía, con un nudo en la garganta y embargada de emoción, para los que lo conocieron y para los que no, adjunto el enlace del programa BAJO CERO de Aragón TV que se emitió el domingo 17 de febrero (entre los minuto 19:58 y 24:34):


MA Nerín
18 de febrero de 2013

lunes, 18 de febrero de 2013

SE ACERCA EL INVIERNO ANTÁRTICO

Desde el jueves estamos envueltos por lluvia, frío y mucho viento. En ocasiones tiemblan el suelo y las paredes de la enfermería. En la reunión del viernes ya se concretaron pasos importantes para el cierre. El día 23 vendrá el Hespérides y la idea es cargar el 90% del material. El día 19 es el último día de trabajo. A partir del 20 todo se orientará al cierre de la base. El día 26 subimos todos al barco con el 10% de carga que faltará por cargar. Haremos noche en el Hespérides y el 27, si el tiempo permite el aterrizaje en Rey Jorge, volaremos desde ahí hasta Punta Arenas. Los días se pasan volando y en nada estamos en España de nuevo, con vuelta a nuestras cotidianas, y ahora mismo, tan lejanas vidas.
A una semana vista del cierre de la base ya estamos todos con la cabeza en cerrar cajas, materiales... Estoy haciendo fotos de los distintos armarios de enfermería para el informe. Además tengo el archivo de Excel ya terminado: inventario de enfermería, inventario de los nidos de material, medicación en la base, medicación a reponer el año que viene, medicación que trajimos del Hospital Clínico, medicación que he dejado aquí y medicación que devolveremos. Además he hecho otro Excel con las visitas, copia del libro de visitas en papel que hay en la enfermería. ¿No me dejo nada? ¡¡Soy la mujer Excel!!
Hoy domingo ha amanecido un día de perros. El grupo de Ángeles Aguilera tendría que haberse marchado, junto a los 3 portugueses que estaban en Bulgaria, hace un par de días. Un barco argentino hacía el favor de recogerlos. El barco tuvo algún problema y no ha podido ser. Hoy sobre las 9 de la mañana les recogía otro barco argentino, era el Plan B. Previamente estaba previsto que recogiera a los portugueses en la base búlgara, para que el barco hiciera una única maniobra; pero con el día que hace, no ha sido posible poner la Zodiac en el agua. Los montañeros han ido a buscar a los portugueses por tierra, con las motos de nieve, lo que supone que desde los refugios donde se guardan las motos, hasta la base, los chicos han tenido que cargar todo el equipaje, incluidas las cajas de material científico. La mar sigue complicada y, por el momento, no podrán subir al barco. Habrá que echar mano del Plan C. Ya sabes, la extrema periferia. El hombre propone y la Antártida dispone.
Ayer se casó mi prima Blanca. ¡Nunca pensé que me perdería su boda! Y aquí estoy, ¡¡a 14.000 km de los Gómez - Rivas!! Otra vez, la Antártida dispone.
Estos últimos días el tiempo empeora y anochece pronto, el ambiente queda algo más tristón. Empezamos a ver la cara del invierno.

C Morandeira
17 de enero de 2013

sábado, 16 de febrero de 2013

BUENAS, SOY EL MOSIGÓN DE ZARAGOZA

Contaba José Ramón que tenía un compañero y colega muy interesado en construir una piscina adaptada en su servicio de rehabilitación en el hospital. En tiempos de Franco, todas las gestiones para conseguir inversiones se hacían en Madrid. También decía JR que los jefes están para buscar recursos que permitan que los servicios sigan funcionando. Lo que, nos guste o no, requiere de muchos “paseos”, reuniones y conversaciones. Así que su amigo se dirigió en persona al Ministerio para presentar su proyecto, cual Paco Martínez Soria. Tuvo toda suerte de excusas para no ser recibido los primeros meses: “-el Ministro no se encuentra, está ocupado, tardará en volver, tiene otros asuntos que atender, su Excelencia el Caudillo ha requerido su presencia, está de viaje…”; pero él, sin manifestar ningún tipo de disgusto, decía siempre: “-¡No se preocupe! Si me he traído el bocadillo y el tren no sale hasta por la tarde. Esperaré sentado a ver si hay suerte y vuelve el señor Ministro por su despacho”. Todas las semanas el persistente doctor y jefe de servicio volvía a los despachos de Madrid, ¡y eso que no había AVE, ni siquiera autovía! Una vez llegaba al Ministerio, se presentaba diciendo “-Buenas, que soy el mosigón de Zaragoza. Venía a ver al señor Ministro”. Pasó a ser toda una institución entre los ujieres y secretarios (hoy en día, personal de administración y servicios). En aragonés, “mosigón” significa algo así como “muy insistente, o extremadamente pesado”. Digamos que se ajusta bastante al concepto de “mosca cojonera”. Pues pudo mucho, o pudo poco, al cabo de un año tenía el dinero concedido para construir la piscina en el hospital.
En nuestro caso no necesitamos piscina para los pacientes, pero sí que se pague la deuda para poder empezar una nueva promoción de Máster. Hace tres semanas que todos los viernes me presento en Las Cortes de Aragón: “-Buenas, soy la mosigona de la montaña”. No me llevo el bocadillo, pero estoy empezando a considerar esa posibilidad para recuperar alguno de los seis kilos que he perdido en tres meses. La semana que viene pasaré a intensificar las visitas porque, lamentablemente, ¡no tenemos un año!
Las visitas se acompañan de manifestaciones en prensa, correos electrónicos a responsables políticos, llamadas de teléfono y demás “medidas mosigoneras” que, aunque sea por puro aburrimiento, ayuden a conseguir un documento oficial en el que se asuma la deuda. Tenemos colgado en el despacho: “Lo difícil lo hacemos todos los días, para lo imposible tardamos un poco más” o “Lucha por tus sueños o los demás te impondrán los suyos” (esto sí sé que es de Paulo Cohelo) o “Imposible sólo es aquello que no se intenta”.

MA Nerín
15 de febrero de 2013

jueves, 14 de febrero de 2013

MÁS VALE PREVENIR…

Ayer martes estuvimos en Punta Hana, uno de los extremos de isla Livingston. Fuimos en tres Zodiac, contando con la de los búlgaros. Por seguridad ha de ser así ya que, a diferencia del viaje a Bahía Falsa, se navega por mar abierto, sin costas en las que parar si ocurriera algo. Además de la saca con el botiquín habitual, trasladé en la Zodiac la caja de “punto caliente”. Nunca se sabe y hay que ir preparados porque hay una hora de navegación desde nuestra base. Así, en caso de accidente, podríamos montar un habitáculo que hiciera soportable un tiempo de espera (en la playa o la zodiac), manteniendo una temperatura aceptable y retrasando los efectos de una posible hipotermia. Así que parecía Willy Fog con mi cargamento de pinzas de ropa, cinta americana, hornillo, velas, packs químicos de calor, cordino fino, mantas térmicas y colchoneta aislante. Sobre la una desembarcábamos en la playa, en Bahía Walker. Una vez en tierra, lo primero fue sacar la intendencia que había preparado Miguel: bocadillos, chocolatinas, caldo y café con leche en termos... Y a partir de ahí, mientras los científicos tomaban sus muestras, los demás aprovechamos para pasear, hacer fotos y preparar un espacio de “parada y fonda”. Estuvimos cerca de tres horas. Todo muy relajado. Vimos focas de Weddel, elefantes marinos, una pingüinera bastante grande, albatros con sus crías, huesos de ballena... Todo acompañado de las historias de los que ya son veteranos en la zona. Sobre las cinco y pico estábamos de vuelta en Juan Carlos I. No hubo ningún incidente.
 He colgado un mapamundi chulísimo en la pared de la consulta. ¡¡Ha quedado genial!!! Así repaso geografía y cada uno que pasa por la consulta me va explicando cosas muy interesantes. Además, le da un toque genial a la enfermería!!

C Morandeira
13 de febrero de 2013

miércoles, 13 de febrero de 2013

GRACIAS A ENFERMERÍA

Ayer “hacía la ola” a los médicos, en general, y a Clara, en particular. Bien es cierto que un médico saca de muchos apuros, pero también es verdad de la buena que un médico, sin su enfermera (o enfermero, que ahora también hay muchos) pierde mucho potencial. Disponer de médico sin el apoyo de enfermería es como jugar al tenis con un brazo atado a la espalda. Se puede hacer, pero para nada es lo mismo en lo que a efectividad y eficiencia se refiere. Desde el Máster de Medicina de Montaña hemos apoyado siempre que médico/enfermero deben trabajar en equipo y que el valor de la enfermería en este país está infrautilizado. Por eso, defendemos que a cualquier competición de montaña, grupo de rescate, estación de esquí o expedición de montaña vayan médico y enfermero y, según el volumen de deportistas previsto, incluso dos o tres enfermeros por cada médico. Cuestión, por cierto, nada fácil, cuando los gestores sanitarios se agarran a que “no salen las cuentas si ponemos médico y enfermero”. El objetivo es generar sinergias aprovechando los conocimientos y habilidades de enfermería (muchas de las cuales los médicos no tenemos), su cada vez mayor experiencia y especialización, porque todo ello revierte sobre una mejor atención al paciente en consulta y la asistencia urgente. Es lo que se llama, “máximo aprovechamiento de los recursos (humanos, en este caso) puestos a disposición de los usuarios”. En España hay un enfermero por cada médico, mientras que en Europa, la media es de dos enfermeros por cada médico en activo. Otro apunte: en 2009 el 84% de los enfermeros eran mujeres; el 45% de los médicos eran también mujeres (y subiendo, porque hay una clara femenización de la profesión médica). Pues en eso estamos, en convencer de que el equipo sanitario de la base Juan Carlos I lo deben configurar un médico y un enfermero. Y, para que veáis que nuestro reconocimiento a enfermería viene de atrás, he recuperado este escrito de José Ramón Morandeira de hace trece años:
Resulta que los médicos –algunos, al menos- tenemos cierta tendencia a la soberbia. A creernos exclusivos detentadores del saber sanitario, sumos pontífices del alivio de la humanidad en sus dolencias varias. Especialmente los cirujanos, pues ya se sabe que, quizás por aquello del “sangre, sudor y lágrimas”, tenemos un grado de similitud con la tauromaquia, donde es habitual que el maestro componga la figura, antes de hacer desplantes mirando al tendido. Así que no parece mala cosa que, de vez en cuando, hagamos un examen de conciencia y una cura de humildad –siquiera sea discreta- para no caer de lleno en el peligro del “ego sum sumum” (o sea, soy la leche) y la excesiva inmodestia.
Viene esto a cuento de que, últimamente, con motivo de asistir a los montañeros congelados, me han llovido tantas alabanzas que a punto he estado de creérmelo. Hasta que, hace unos días, meditando en soledad sentado al pie del Mallo Pisón, mirando al río Gállego a la sombra de la cueva de la Cirila, me dije: “hombre JR, tampoco te las creas que, aunque has tenido algunas ideas, si no es porque la Federación de Montaña ha apoyado a tope, el Hospital Clínico y la Universidad han puesto a tu disposición todos los medios para desarrollarlas, ya me dirás qué hubiera sido de ellas. Eso, sin contar con las becas de investigación con las que la DGA y otras instituciones públicas te han apoyado. Aparte de que si no hubiera sido por la colaboración de tus compañeros de cirugía, de urgencias, hematología, medicina nuclear y radiología, de psiquiatría, de tu Unidad, de los Servicios Administrativos, de media plantilla del Hospital y de un largo etcétera a ver lo que hubieras hecho, colega… Pero, sobre todo, acuérdate de las enfermeras. Porque tú, mucho salir en la foto, mucho sacar pecho diciendo que hay que hacer esto y lo otro, pero en media hora te das el piro y ahí se quedan ellas con el doliente montañero de los deditos negros mordidos por el frío. Ellas le curan una y otra vez, mañana y tarde, día a día. Ellas le hacen compañía, le dan apoyo psicológico, escuchan sus batallas, sus preocupaciones, sus inquietudes y sus penas. Ellas, siempre ellas. ¡Dales las gracias hombre, que no te duela! Así que nada, gracias a enfermería.

MA Nerín - 12 de febrero de 2013
JR Morandiera - 18 de abril de 2000

martes, 12 de febrero de 2013

¡HAZTE MÉDICO, HIJA MÍA!

Me cuenta Clara:
Aquí hemos tenido un fin de semana entretenido. Ayer, domingo y festivo, aprovechando una pequeña ventana de buen tiempo, salí de excursión con Iñaki. Cogimos los esquís y nos subimos al Mooles. Está un poco más lejos que otros a los que hemos subido así que, una vez en los refugios, cogimos la moto de nieve hasta la base del pico y luego subimos esquiando. Aunque sea día festivo siempre me pueden llamar y estar demasiado lejos sería una complicación. Siempre me queda esa intranquilidad. Me gustó mucho y, aunque en seguida nos vimos cubiertos por la niebla, disfruté un montón -como con todo aquí-.
¡¡A medio día vinieron los búlgaros a comer!! Sencillamente, geniales!! Miguel hizo, como siempre, una comida estupenda. La sobremesa se alargó entretenida con los chascarrillos de unos y otros, los fados cantados por Ana, científica portuguesa, la ya tan famosa rakia y la grata compañía. Terminamos haciendo una foto de grupo en torno a las banderas con un sol de fondo que dejó una tarde espectacular. Se marcharon a eso de las ocho, así que estoy convencida de que disfrutaron mucho del día, igual que nosotros.
“Siempre me queda esa intranquilidad”. Pues sí, la Antártida es un regalo para un médico CUEMUM (por aquello de que esquía, escala, sube montañas, sabe de avalanchas, hipotermias y congelaciones, además de todo lo demás), pero también una gran responsabilidad. Hemos visto como, en caso de emergencia, una hemorragia digestiva, hombre al agua o un cólico nefrítico complicado, el médico asume en solitario la asistencia, el seguimiento y la decisión de evacuar o no al paciente, con todas sus consecuencias. En situación de extrema periferia, como en un campo base o de altura, un barco atunero, una torre petrolera, en la Antártida o Los Llanos del Hospital de Benasque (así como están ahora)… una se acuerda de los consejos de Esculapio (dios de los romanos de la Medicina, Asclepio para los griegos) mucho más, si cabe. Merece la pena leerlos porque reflejan la realidad de lo que es ser médico.
¿Quieres ser médico, hijo mío?
¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? Tendrás que renunciar a la vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos, tu puerta quedará siempre abierta a todos; a toda hora del día o de la noche vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación; ya no tendrás hora que dedicar a la familia, a la amistad o al estudio; ya no te pertenecerás.
Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en casos de urgencia; pero los ricos te tratarán como esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados; harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud, pues estiman en muchísimo su persona. Habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer ternera o cordero, si han de andar de tal o cual modo cuando se pasean. No podrás ir al teatro, ausentarte de la ciudad, ni estar enfermo; tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo.
Eras severo en la elección de tus amigos; buscabas a la sociedad de los hombres de talento, de artistas, de almas delicadas; en adelante, no podrás desechar a los fastidiosos, a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el hombre honrado; prolongarás vidas nefastas, y el secreto de tu profesión te prohibirá impedir crímenes de los que serás testigo.
Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación; ten presente que te juzgarán, no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no gastas barbas, otros si vienes de Asia; otros si crees en los dioses; otros, si no crees en ellos.
Te gusta la sencillez; habrás de adoptar la actitud de un augur. Eres activo, sabes lo que vale el tiempo, no habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que soportar relatos que arranquen del principio de los tiempos para explicarte un cólico; ociosos te consultarán por el solo placer de charlar. Serás el vertedero de sus disgustos, de sus nimias vanidades.
Sientes pasión por la verdad; ya no podrás decirla. Tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice.
Aunque la medicina es una ciencia oscura, a quien los esfuerzos de sus fieles van iluminando de siglo en siglo, no te será permitido dudar nunca, so pena de perder todo crédito. Si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que necesita.
No cuentes con agradecimiento; cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo ha matado. Mientras está en peligro te trata como un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia, ya le estorbas, y cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra.
Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen del médico. Cuanto más codiciosos ellos, más desinteresado ha de ser él, y los mismos que se burlan de los dioses le confieren el sacerdocio para interesarlo al culto de su sacra persona. La ciudad confía en él para que remedie los daños que ella causa. No cuentes con que ese oficio tan penoso te haga rico; te lo he dicho: es un sacerdocio, y no sería decente que produjera ganancias como las que tiene un aceitero o el que vende lana. Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos sitios. Cuántas veces, un día hermoso, lleno de sol y perfumado, o bien al salir del teatro, de una pieza de Sófocles, te llamarán para un hombre que, molestado por los dolores de vientre, pondrá ante tus ojos un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho: "Gracias a que he tenido la preocupación de no tirarlo". Recuerda, entonces, que habrá de parecer que te interese mucho aquella deyección. Hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre, se desvanecerá para ti. Las verás por las mañanas desgreñadas, desencajadas, desprovistas de sus bellos colores y olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Cesarán de ser diosas para convertirse en pobres seres afligidos de miserias sin gracia. Sentirás por ellas más compasión que deseos. ¡Cuántas veces te asustarás al ver un cocodrilo adormecido en el fondo de la fuente de los placeres!
Tu vida transcurrirá como la sombra de la muerte, entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes; la raza humana es un Prometeo desgarrado por los buitres.
Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano. Ni siquiera encontrarás apoyo entre los médicos, que se hacen sorda guerra por interés o por orgullo. Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras estás a tiempo; pero si indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que te sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, ¡hazte médico, hijo mío!

C Morandeira, MA Nerín (y Esculapio)
11 de febrero de 2013

domingo, 10 de febrero de 2013

GRABADO EN EL ALMA

Ayer hizo cinco años que me diagnosticaron el meningioma (un tumor intracraneal) en fosa posterior izquierda, del que me operaron el 7 de julio de 2008 y que superé completamente, a pesar de la parada respiratoria que sufrí en la UVI al día siguiente y de la que salí sin secuelas gracias a que José Ramón me intubó a tiempo. Para ilustrar la relación maestro-discípulo de aquellos años en que aprendía a manejarme en la dirección del Máster de Medicina de Montaña, JR me ponía siempre el símil de que los dos estábamos en el Everest, él bajando y yo subiendo y que, al encontrarnos, había decidido acompañarme algunas horas para darme consejos por el camino por aquello de “angélico de Dios, si sabrá dónde se mete”. Lo del meningioma era como haberme “caído en una grieta” y era un contratiempo que superaríamos entre los dos, que para eso éramos “compañeros de cordada”. Me decía: “Esta batalla la vamos a ganar ¡SEGURO! No sólo tienes al Séptimo de Caballería en punta, sino también a la División Acorazada Brunete cubriendo los flancos. Además, estoy negociando el apoyo aéreo del Ala de Caza García Morato y el cierre de la retaguardia por el Regimiento de Infantería Las Navas, del que fui valeroso teniente en su día y que, como dice su himno, NO VUELVE LA ESPALDA JAMÁS. ¡Meningiomas a nosotros! ¡Se van a enterar! Ánimo, que eres una valiente!!” Me operaron en el Hospital Clínico de Zaragoza los neurocirujanos FJ Díaz Vicente y J Villagrasa. José Ramón me acompañó de día y de noche… se me quedó grabada la poesía que me recitaba en fabla cuando estaba en la UVI, medio sedada la mayoría del tiempo:
Aduermete ninia mia
que iste que vela, tu sueño guarda.
Os güellos zarra,
aunque la nuei, sin d’ellos
oscura caiga”.
Que en castellano sería: “Duérmete niña mía/ que este que vela, tu sueño guarda./ Los ojos cierra/ aunque la noche, sin ellos,/ oscura caiga”.
Pasamos el verano caminando, haciendo excursiones, primero por pista, luego por sendero y después por la montaña, para que recuperara bien la fuerza y el equilibrio. En septiembre ya hacíamos vías ferratas. Él también había utilizado la montaña para recuperarse de sus dos ictus, sobre todo del último que le dejó un poco más perjudicado. Y José Ramón, siempre animoso, siempre pendiente, recurría a una de las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer para decirme que yo era “su arpa” y él “la mano de nieve” que sabría sacar las melodías que guardaba mi alma y recuperar mi maltrecho cuerpo después de la cirugía:
Del salón en el ángulo oscuro,
de su sueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
véase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! –pensé- ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: “¡Levántate y anda!
La montaña es una escuela de vida. José Ramón era un maestro fascinante en medicina y en la escuela de la vida: “Un maestro influye más en sus discípulos por lo que es que por lo que sabe. Los buenos maestros educan la inteligencia lógica, los maestros fascinantes educan la emoción“ (Augusto Cury).

MA Nerín
10 de febrero de 2013

sábado, 9 de febrero de 2013

COMPÁS DE ESPERA

No suelen ser nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro talante optimista o pesimista el que hace nuestras ideas”. Miguel de Unamuno (Del sentimiento trágico de la vida). De alguna manera, está en la línea de lo que se grabó a fuego en mi ánimo cuando José Ramón repetía una y mil veces “esto es una carrera de fondo y gana el que más aguanta” o “siempre adelante con fe inquebrantable en el futuro”, que es lo que más me repito estos últimos meses. El hecho de ser optimista refuerza la resistencia a los acontecimientos desafortunados. Está claro que el espíritu optimista nos permite pensar que seremos capaces de aguantar hasta el final sin desfallecer, tener fe en el futuro –que siempre traerá nuevos horizontes- y, pase lo que pase, sobreponernos y tener ideas para seguir adelante. Sin olvidar que “en este mundo traidor nada es verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira” (Ramón de Campoamor, filósofo y poeta asturiano). Además, hay evidencia de que las personas que tienden a evocar relaciones positivas, buenos recuerdos y experiencias enriquecedoras disfrutan de confianza en el presente y el futuro. Así que hay que echar mano de todo lo bueno y positivo que tenemos en el baúl de los recuerdos para reforzar nuestra capacidad de resistencia ante la adversidad; pero luego hace falta esfuerzo, disciplina, autoconfianza, introspección para prescindir de lo que nos debilita y potenciar lo que nos estimula a superarnos. En este sentido, recuerdo la conferencia “Gestión de la adversidad” del General Gan en el I Congreso de Seguridad en Montaña organizado por el Gobierno de Aragón en 2010, con la dirección científica de Alberto Ayora. El General Gan, apoyándose en el marco de su expedición al Polo Norte con el grupo de montaña y el equipo de televisión de “Al filo de lo imposible”, explicaba la resiliencia (capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas) ante los problemas que surgieron: desánimo, frustración, monotonía, peligro, egoísmo, atomización, llegar al “límite” y la intoxicación por laurel. Todo este planteamiento filosófico viene al caso por la situación de incertidumbre que supone para muchos (alumnos, docentes, profesionales de la montaña, montañeros, montañeses, amigos…) saber si el Máster continuará su andadura o no. Como me decía hoy una de las secretarias, “nos tienen como en una montaña rusa, en un estrés continuado”, porque tan pronto parece que sí lo conseguiremos, como que no. Así son las cosas, no hay que cansarse de empujar la roca.
El Gobierno de Aragón me ha comunicado que se hace cargo de toda la deuda para que el Máster pueda seguir adelante y que se pondrán en contacto en breve para decir cómo y cuándo se hacen los pagos. Buena noticia. Aún así, conviene ser cautos. Este último año no nos han faltado buenas palabras y promesas que no han llegado a materializarse en un documento con firmas y sellos, que es lo que necesitamos. Parece ser que la semana que viene tendremos noticias concretas. Toca esperar con calma.
También en la Antártida todo transcurre con calma. Me cuenta Clara:

Por aquí nos hemos despertado hoy con mal tiempo, algo de niebla, lluvia y frío, así que tocan "trabajos de interior". Nos hemos quedado todos por la base. Yo he trabajado un rato con el ordenador y los listados, he cundido un poco por la cocina y he ayudado a trasladar unos materiales de náutica, para lo que ¡¡he aprendido a conducir el Terry!! A Verónica le tocaban hoy “tareas domésticas”, una de las chicas del proyecto de Ángeles Aguilera. Como ha coincidido el mal tiempo, ha aprovechado para estar con Miguel en la cocina y nos han preparado entre los dos unas empanadillas, unas de choco (así es como llaman al maíz en Argentina) con queso y otras de calabaza, y una tarta de manzana buenísima. Yo he pelado alguna manzana el rato que me he pasado por la cocina.

C Morandeira y MA Nerín
8 de febrero de 2013

jueves, 7 de febrero de 2013

ARAGONESES

El miércoles 6 de febrero a las 22:10 h. se emitió, en el canal ZTV, una entrevista realizada a la Dra. Nerín.
Puede verse en el siguiente enlace:
http://www.youtube.com/ztvdigital

MARAVILLOSA ANTÁRTIDA

Ayer por la mañana estuve en el Charrúa. Salimos varios con Julio en la Zodiac. Mientras unos tomaban muestras en la playa, David, Joan Ramón y yo subimos a hacer mediciones en el pico Charrúa. No hay un camino muy marcado para subir desde la playa y hay bastante pedriza suelta, con alguna trepadilla para darle emoción. El tiempo se complicó un poco y tuvimos algún rato de verdadero viento y frío antártico. Una vez arriba, salvo la niebla que no te dejaba ver nada y perfectamente podíamos creer que estábamos en Botorrita, el viento se calmó y el frío era llevadero. Sobra decir que con las 500 capas que llevaba...igual no lo notaba, ¡¡que parezco el muñeco de Michelin!!

Sobre las 4 estábamos en el comedor con un estupendo arroz a la milanesa que había preparado Miguel y al que casi invitamos a comer a los pingüinos que habían ‘supervisado’ nuestra labor científica en la playa.

Por la tarde estuve practicando cuerdas con Curro. Estuvimos haciendo polipastos y, finalmente, conseguí encordarlo y subirlo yo sola con mi polipasto en el tiempo previsto!!. Agotada, entre el Charrúa y las cuerdas, ayer me fui prontísimo a la cama y no te escribí. Hoy, ¡¡energías renovadas!!!

Como las chicas de Ángeles Aguilera tenían que muestrear en Bahía Falsa, por la mañana me han asignado ‘apoyo a Julio en la Zodiac’. Ha sido increíble, espectacular, muy bonito!! Durante los 45 minutos de trayecto en Zodiac que hay desde la base hasta el destino, hemos estado extasiados. Se veía el Freesland todo cubierto de blanco, Caleta Argentina con las pingüineras, Caleta Las Palmas, Sally Rocks… una maravilla. ¡¡¡Mira que iceberg hemos encontrado en el camino!!! Una vez en Bahía Falsa, mientras muestreaban, nos hemos dedicado a sacar miles de fotos y a dar un paseo. Había pingüinos Papúa y elefantes marinos. Lo mejor, el paisaje, sin lugar a dudas. A la vuelta casi no se hablaba en la Zodiac; un poco, supongo, por el ligero mareillo que todos teníamos porque la mar estaba algo movida, otro poco, por la evasión personal que cada uno hemos hecho aprovechando el entorno en el que nos encontrábamos. He disfrutado mucho. Después de comer, he tenido varias visitas en la consulta. Nada grave.
Aquí seguimos bien, con trabajo continuado de mañana y tarde. Estoy contenta, estoy tranquila, estoy animada... estoy bien.

C Morandeira
6 de febrero de 2013

martes, 5 de febrero de 2013

UNA DE HEROÍNAS

El 5 de febrero se celebra Santa Águeda en muchos pueblos de España. Según la tradición cristiana fue virgen y mártir. El Senador Quintanius procuró sus favores y al no conseguirlo porque ella se había entregado a la fe cristiana, la envió a un lupanar (para los de la LOGSE –que diría Goyo Jiménez en sus monólogos-, “prostíbulo o burdel”), donde “milagrosamente” conservó su virginidad, por lo que el Senador mandó torturarla y cortarle los pechos, para luego ser arrojada a carbones al rojo y arrastrada por la ciudad de Catania, en Sicilia. Se recurre a ella en partos difíciles, patología del pecho, o problemas de lactancia. Por ello, se la considera la patrona o protectora de las mujeres. Hay un romance aragonés muy conocido que recitaba José Ramón cuando quería ensalzar la rasmia (para los de la LOGSE, “tesón o empuje”) de una mujer, recordando así la entereza de Santa Águeda:
Agueda que no quisiste
a los dioses adorar;
en prueba de tu constancia
las tetas te han de cortar;
y le respondió la santa
con afecto singular;
-que cuerten por donde quieran,
que cuerten si han de cuertar-.
Y le cuertaron las tetas
como aquel que cuerta pan”
Guardo un escrito no publicado de José Ramón en el que habla de tres mujeres. Empieza explicando que en Aragón no tenemos héroes, tenemos heroínas, como Agustina de Aragón, Casta Álvarez, la madre María Rafols, o la propia Santa Águeda y luego se extiende hablando de Isabel (la pareja de Rober que estuvo bajando con él de la cima del Lhotse en la primavera de 2011), Edurne Pasabán y de mi. Pero ninguna estamos en la Antártida, así que se queda en el tintero para otra ocasión. Seguro que hoy aprovecharía para hablar de Clara Morandeira, sin ninguna duda. Porque encaja en el esquema: reúne todo el espíritu de estas heroínas aragonesas, el poso de los CUEMUM, la rasmia femenina que tanto alababa de Santa Águeda y, además, el carisma Morandeira. No se puede pedir más. Es vital, emprendedora, entusiasta, tiene iniciativa y arrebato, no se amedrenta ante lo desconocido, participa en todo lo que se le propone, disfruta aprendiendo, se dedica en cuerpo y alma a su trabajo, reparte alegría allí donde está y, si hace falta, también sabe imponerse. Me cuenta:
Aquí todo va avanzando, los días pasan sin darte cuenta. Es curioso, porque pasas de la sensación de novedad continua de las primeras semanas, a la sensación de que algo es conocido y es... "un poco tuyo". Iñaki y yo hemos acompañado a tres investigadoras a tomar muestras por la isla. Hemos ido en dos motos, una conducida por Iñaki y otra por mí. Hemos pasado por Dorotea para ir a Caleta las Palmas y a Sally Rocks... La sensación de conducir la moto de nieve por esta inmensa explanada blanca, el viento en la cara, el olor a Antártida... ¡es espectacular, no tiene precio!. Qué gustillo le voy cogiendo a la moto. Ahora ya voy de pie en un lateral con soltura profesional. En Sally Rocks hemos parado un ratillo; había pingüinos Papúa, elefantes marinos, lobos de mar y una foca de Weddell. No hacía el día soleado y espectacular que tuvimos cuando fuimos juntas, pero hoy hace un día muy antártico (nubladillo, fresco, algo gris, con una luz tenue), que también tiene su encanto. ¡Hay que hacerse a todo, que estamos en la extrema periferia!
¡¡Por fin, el domingo fuimos a visitar a los búlgaros!! Fuimos unos diez. Nos esperaban con una barbacoa y por su puesto ¡¡con su famosa rakia!! Nos enseñaron la base y sus alrededores. ¡¡Madre mía, cuanta nieve tienen todavía!! No pudimos ver la base antigua porque estaba completamente cubierta por la nieve. Miguel llevó una botella de PACO & LOLA y su bandera habitual (la azul de San Xenxo) con las que sacamos miles de fotos. Los Búlgaros, encantadores. Después de la barbacoa entramos dentro, donde probamos el famoso yogurt búlgaro (¡¡ya sabes que yo soy fan y me alimentaría sólo de yougures!!), bizcocho y por supuesto... ¡¡más rakia!! Ahora mismo están 9 en la base (5 búlgaros y 4 científicos portugueses). Los portugueses y el médico estaban de excursión cuando llegamos. Al rato de estar allí aparecieron ¡¡y el momento de conocer al médico fue mundial! No sabes qué divertido. Un neurocirujano de 70 años, con dos dientecillos, sonriente a más no poder, que se sentó en seguida a mi lado y en 20 minutos se había bebido dos cervezas y varios whiskys. Los búlgaros querían hacer cambio de médico unos días, pero mi gente se opuso rotundamente y crearon el slogan de "NO sin mi Clara" cerrando filas para volver a la base Juan Carlos I. ¡¡Nos reímos y nos lo pasamos en grande!! Miguel estuvo tan genial como siempre, ¡el poco inglés que sabe y lo que habla con ellos!. Las chicas de Ángeles Aguilera disfrutaron mucho. Los búlgaros acogedores a más no poder y muy cariñosos. Se me olvidó el pasaporte para volverme con los sellos de Bulgaria y no me dio tiempo a ver esas primeras ediciones de libros antárticos que me recomendaste. ¡¡Espero que haya posibilidad de volver antes de fin de mes!!
En esto consiste ser una heroína, en vivir la vida sin miedo, en convertir lo extraordinario en cotidiano, en superarse día a día, en darlo todo.

C Morandeira y MA Nerín
5 de febrero de 2013

lunes, 4 de febrero de 2013

EL MÉDICO QUE SÓLO SABE MEDICINA, NI MEDICINA SABE

Fue José Ramón Morandeira un médico (ciruja, que decía él) de planteamientos universales, de conocimientos, saberes y aficiones en muy variados campos. Algo que se ha perdido totalmente en este siglo XXI, en el que Occidente (en palabras de JR: “esa cosa tan bonita que llamamos el Occidente culto, desarrollado, ricachón e insolidario de pelotas -dando a los demás, no se hace uno rico-, disfrutando de esa maravilla de la sociedad de consumo, el marketing y el paraíso del frigorífico, el televisor, el ordenador, la lavadora, el auto, la amoto, la PDA, etc.)" ha apostado decididamente por la formación de “técnicos” sea cual sea su carrera u oficio, incluidos los alumnos de Medicina, a pesar de que el objeto de su estudio y trabajo sean las personas. Sin embargo, deberíamos formar alumnos en la cultura, en la curiosidad, en la creatividad, en la humanidad, si no queremos vernos abocados al más absoluto fracaso como seres humanos. Y, sobre todo, la medicina debe ser humanista.
Decía Letamendi que “el médico que sólo sabe medicina, ni medicina sabe”. Este médico del siglo XIX dedicó parte de su vida a aspectos tan variados como la sociología, economía, literatura, música, pintura y filosofía. Quizás por ello también dijera, “el médico que a la vez no es filósofo, no es ni siquiera médico”. José Ramón, además de medicina, también hizo las carreras de veterinaria, filosofía y letras, periodismo y piano. Hablaba seis idiomas. Era magistral en sus conferencias. No hace falta explicar lo brillante que era su prosa –escrita siempre a lápiz-, aunque quizás sí algún día deba mostrar algunas de sus poesías, que eran pura elocuencia. El siglo XIX tuvo mucho “médico enciclopedista”, patrón que, de alguna manera, continuaron en la primera mitad del siglo XX D. Santiago Ramón y Cajal (muy admirado y nombrado por JR), Bañuelos o Marañón, entre otros. Todos ellos grandes eruditos españoles, cultos, profundamente inteligentes, investigadores de fuentes y orígenes, analíticos hasta el final de las cuestiones, conocedores y estudiosos de las cuestiones humanas que “pasaron por el mundo haciendo el bien y curando enfermos”, cualidades que perfectamente encajan en la figura de José Ramón Morandeira y que, sin ninguna duda, podemos calificar como uno de esos “médicos enciclopedistas” que desarrolló el grueso de su labor asistencial, docente e investigadora en la segunda mitad del siglo XX. A estas horas, moría hace tres meses. Como me había dicho el día de Difuntos de ese fin de semana cuando poníamos flores en la tumba de mis abuelos en Chía, “un accidente fisiológico por el que todos hemos de pasar”.
Este fin de semana he estado en la montaña de Chía, donde solíamos pasear, conversar, reír, leer, pintar, escribir, escuchar música, clasificar fotos, planificar cursos, soñar esperanzas… Y en todo esto estábamos cuando murió, en redactar los términos para enviar médicos a la Antártida, en desarrollar el convenio con la Fundación Pasang Lhamu de Nepal para medicalizar los valles del Himalaya, en reinventar la financiación del Máster para garantizar su continuidad, en dar la conferencia de Viella, y muchísimo más… Vivió una vida intensa, muy fructífera y enteramente dedicada a los demás. Todo un ejemplo a seguir en sus planteamientos de vida, a pesar de las penas que afrontó. Dice la Biblia (a José Ramón le encantaba esta cita para explicar algunas actitudes inexplicables): “Los malvados difícilmente se corrigen, y el número de necios es infinito”. Lo de que el número de necios es infinito, también lo pone Cervantes en boca de Don Quijote. Y D. Alberto Einstein cuando dijo “Sólo conozco dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana; pero de la primera no estoy seguro”. Pues no seamos necios y no nos quedemos con las banalidades y frivolidades tan propias de este siglo. Como hizo José Ramón, de nosotros depende sacarle el jugo a la vida. Y eso no se consigue mirando nuestro ombligo, sino dándolo todo por los demás.

MA Nerín
4 de febrero de 2013